miércoles, 26 de octubre de 2011

PRESERVAR LA ESENCIA ORIGINAL DE LA OBRA Y EL PATRIMONIO ES MÁS QUE UN TEMA DE GUSTOS RELATIVOS"

FUENTE : RADIO POLAR
 
 
Sin duda que la iniciativa edilicia (puntualmente impulsada por un concejal de la comuna) de “ponerle color” a la Costanera del Estrecho de Magallanes ha generado una serie de reacciones por parte de diversos protagonistas y profesionales locales, entre ellos, no pocos ligados a la actividad de la construcción o la arquitectura. En este contexto, el Seremi de Vivienda, Christian Matheson Villán, efectuó sus observaciones frente al planteamiento de pintar el mobiliario u otra infraestructura asociada a la Avenida Costanera, obra de más 16 millones de pesos que fuera entregada por el MINVU a la comunidad el año pasado.

Según el parecer del Secretario Ministerial, “Las obras arquitectónicas, al igual que las de arte, son creadas bajo ciertos conceptos que obedecen a fundamentos y objetivos claros de su autor y con una intencionalidad que merece el respeto del observante o usuario, por sobre las apreciaciones personales que pretendan adjetivizarlas, calificándolas de alegre o triste, bonita o fea, grande o pequeña, con vida o sin ella.

El trasgredir los limites básicos del respeto hacia los demás, en este caso, tal como ocurriera en el senado hace unos días, durante la sesión donde participaba el ministro Bulnes, implican un mal uso de la libertad, comenzando a rayar en el libertinaje, actitud que en nada contribuye a un buen desarrollo de la democracia, con todo lo que ella implica.

Si seguimos por este camino, no estará lejos el día en que alguien determine pintar las fachadas de los edificios neoclásicos, patrimoniales, del centro de la ciudad que aun se aprecian en su concepción original, y lo que es peor hacerlo con los colores de pintura que sobraron en alguna bodega, convirtiendo a la ciudad y su imagen en una especie de circo, situación que no ennoblece en lo más mínimo el carácter de nuestra querida capital regional. Preservar la esencia original de la obra y nuestro patrimonio es más que una cuestión de gustos relativos, es un deber cívico y quienes tienen de alguna manera, “las llaves de la ciudad”, o su administración a cargo, deben estar a la altura de ese compromiso con lo nuestro.”