FUENTE : PRESA AUSTRAL
Seis hijos y 17 nietos dejó tras su partida el trabajador natalino Mario Alberto Saldivia Saldivia, de 74 años, cuyo cuerpo sin vida fue encontrado el sábado último, semi-sumergido en el borde costero de las aguas del estrecho de Magallanes. Ayer los familiares, que viajaron desde la ciudad argentina de Río Grande, retiraron los restos desde la morgue local y hoy serán despedidos y sepultados en el Cementerio municipal Sara Braun, de Punta Arenas.
A las 18,30 horas de ayer personal de la Funeraria Jesús Nazareno trasladó el ataúd del malogrado hombre al domicilio ubicado en calle Juan Enrique Rosales Nº0581, barrio 18 de Septiembre, donde se efectúa el velatorio hasta esta tarde.
Mariza, Verónica y Mario Saldivia, tres de los seis hijos del fallecido acudieron a las dependencias del Servicio Médico Legal, donde además le fue entregado el certificado médico, en el que se consigna como causa de muerte la asfixia por inmersión.
Mariza Saldivia dialogó con La Prensa Austral, explicando que desde hace unos 4 años, aproximadamente, que el septuagenario hombre se había ido a Tierra del Fuego argentina para estar cerca de su numerosa familia radicada en el territorio isleño del vecino país, no obstante la nostalgia que sentía por Magallanes lo habría traído de vuelta hace unos 4 meses, con el propósito de tramitar su jubilación, ya que toda su vida se desempeñó aquí como maestro de obras menores.
Al conocer el trágico desenlace por medio de familiares y amigos que vieron la noticia en la edición dominical de El Magallanes por internet, Mariza Saldivia no descartó que su padre haya optado por quitarse la vida ingresando al mar, drástica determinación que tal vez pudo ser gatillada por una depresión, que la mujer atribuyó al hecho de estar lejos de sus familiares. Aunque tampoco la acongojada hija desechó la posibilidad de que su progenitor pudiera haberse quedado dormido en el borde costero y haber sido alcanzado por el agua.
El resto de sus hermanos llegaba anoche a nuestra ciudad, para en conjunto acompañar hasta su última morada al malogrado trabajador.
Seis hijos y 17 nietos dejó tras su partida el trabajador natalino Mario Alberto Saldivia Saldivia, de 74 años, cuyo cuerpo sin vida fue encontrado el sábado último, semi-sumergido en el borde costero de las aguas del estrecho de Magallanes. Ayer los familiares, que viajaron desde la ciudad argentina de Río Grande, retiraron los restos desde la morgue local y hoy serán despedidos y sepultados en el Cementerio municipal Sara Braun, de Punta Arenas.
A las 18,30 horas de ayer personal de la Funeraria Jesús Nazareno trasladó el ataúd del malogrado hombre al domicilio ubicado en calle Juan Enrique Rosales Nº0581, barrio 18 de Septiembre, donde se efectúa el velatorio hasta esta tarde.
Mariza, Verónica y Mario Saldivia, tres de los seis hijos del fallecido acudieron a las dependencias del Servicio Médico Legal, donde además le fue entregado el certificado médico, en el que se consigna como causa de muerte la asfixia por inmersión.
Mariza Saldivia dialogó con La Prensa Austral, explicando que desde hace unos 4 años, aproximadamente, que el septuagenario hombre se había ido a Tierra del Fuego argentina para estar cerca de su numerosa familia radicada en el territorio isleño del vecino país, no obstante la nostalgia que sentía por Magallanes lo habría traído de vuelta hace unos 4 meses, con el propósito de tramitar su jubilación, ya que toda su vida se desempeñó aquí como maestro de obras menores.
Al conocer el trágico desenlace por medio de familiares y amigos que vieron la noticia en la edición dominical de El Magallanes por internet, Mariza Saldivia no descartó que su padre haya optado por quitarse la vida ingresando al mar, drástica determinación que tal vez pudo ser gatillada por una depresión, que la mujer atribuyó al hecho de estar lejos de sus familiares. Aunque tampoco la acongojada hija desechó la posibilidad de que su progenitor pudiera haberse quedado dormido en el borde costero y haber sido alcanzado por el agua.
El resto de sus hermanos llegaba anoche a nuestra ciudad, para en conjunto acompañar hasta su última morada al malogrado trabajador.
