FUENTE : LA PRENSA AUSTRAL
Una pena de 15 años de cárcel efectiva recibió ayer un chofer de camión acusado de violentar sexualmente a su hijastra, a quien embarazó, tras lo cual dio a luz una niñita. Es la quinta pena más alta por un delito sexual que se impone a un acusado desde la vigencia de la Reforma Procesal Penal.
Jorge Alejandro Silva Ovando fue encontrado culpable de los delitos reiterados de abuso sexual, delitos reiterados de violación impropia, y delitos reiterados de violación, en circunstancias que la hija de su conviviente tenía entre 8 y 17 años.
Los jueces del Tribunal de Juicio Oral en lo Penal, Luis Alvarez, Fabio Jordán y Gonzalo Rojas determinaron unificar las penas por los tres hechos que el fiscal Fernando Dobson expuso en audiencia contra el condenado, imponiendo una pena total de 15 años y un día de prisión.
Silva Ovando fue el autor de diversos abusos entre los años 2003 y 2012 en una parcela del sector sur poniente de Punta Arenas y luego, en el domicilio que compartía la familia en el barrio Archipiélago de Chiloé.
De acuerdo a lo expuesto en el juicio, el ahora sentenciado se valió de la fuerza y la intimidación para acceder sexualmente a la niña, con quien mantuvo oculto el sórdido vínculo, amenazándola de que destruiría a su madre si se enteraba de lo que estaba pasando.
Durante el paso de los años, la mujer aseguró en audiencia que nunca tuvo conocimiento de lo que ocurría, y que le parecía imposible que fuera cierto. Particularmente triste resultó que incluso intentara justificar los actos protagonizados por su conviviente, hechos que habían sido denunciados en 2006 por la niña, aunque dicha acusación no prosperó luego de que se retirara la denuncia.
En medio de esta dinámica de abusos consumados por Silva, fue concebida una pequeña de actuales 2 años y medio, la que tomó relevancia a la hora de dejar al descubierto la seguidilla de vejámenes, ya que cuando se embriagaba el acusado asumía la paternidad oculta con la criatura, lazo sanguíneo que fue confirmado por la Fiscalía mediante un examen de ADN.
Detalles estremecedores reveló la joven de actuales 18 años durante el juicio que duró tres días, quien en medio del llanto recordó que, incluso, el acusado amenazaba con hacerle daño a su bebé para obligarla a mantener relaciones sexuales con ella. Especial temor constituía el hecho del porte de arma a manos del acusado, un rifle calibre 22 que terminó siendo incautado por la policía.
Habla el fiscal
Sobre el fallo condenatorio, el fiscal Fernando Dobson se mostró plenamente conforme. “Consideramos que el Tribunal aplicó una pena acorde con los hechos y con la reiteración de los delitos que cometió el acusado contra su hijastra. Al momento de imponer la alta pena el Tribunal consideró que los delitos se perpetraron desde los 8 años de la niña hasta los 17, abarcando una etapa importante de su vida, los cuales partieron como abuso y llegaron a cometerse las violaciones”, precisó.
Atendida la extensión de la pena impuesta, no se permite la concesión de beneficios, por lo que el acusado deberá cumplir la sanción de manera efectiva, además de ser condenado por el delito de violación impropia, ilícito que la ley prohíbe cualquier otra opción que no sea la cárcel.
La mayor pena que han aplicado los jueces orales por un delito sexual en Punta Arenas, es de 18 años.
Jorge Alejandro Silva Ovando fue encontrado culpable de los delitos reiterados de abuso sexual, delitos reiterados de violación impropia, y delitos reiterados de violación, en circunstancias que la hija de su conviviente tenía entre 8 y 17 años.
Los jueces del Tribunal de Juicio Oral en lo Penal, Luis Alvarez, Fabio Jordán y Gonzalo Rojas determinaron unificar las penas por los tres hechos que el fiscal Fernando Dobson expuso en audiencia contra el condenado, imponiendo una pena total de 15 años y un día de prisión.
Silva Ovando fue el autor de diversos abusos entre los años 2003 y 2012 en una parcela del sector sur poniente de Punta Arenas y luego, en el domicilio que compartía la familia en el barrio Archipiélago de Chiloé.
De acuerdo a lo expuesto en el juicio, el ahora sentenciado se valió de la fuerza y la intimidación para acceder sexualmente a la niña, con quien mantuvo oculto el sórdido vínculo, amenazándola de que destruiría a su madre si se enteraba de lo que estaba pasando.
Durante el paso de los años, la mujer aseguró en audiencia que nunca tuvo conocimiento de lo que ocurría, y que le parecía imposible que fuera cierto. Particularmente triste resultó que incluso intentara justificar los actos protagonizados por su conviviente, hechos que habían sido denunciados en 2006 por la niña, aunque dicha acusación no prosperó luego de que se retirara la denuncia.
En medio de esta dinámica de abusos consumados por Silva, fue concebida una pequeña de actuales 2 años y medio, la que tomó relevancia a la hora de dejar al descubierto la seguidilla de vejámenes, ya que cuando se embriagaba el acusado asumía la paternidad oculta con la criatura, lazo sanguíneo que fue confirmado por la Fiscalía mediante un examen de ADN.
Detalles estremecedores reveló la joven de actuales 18 años durante el juicio que duró tres días, quien en medio del llanto recordó que, incluso, el acusado amenazaba con hacerle daño a su bebé para obligarla a mantener relaciones sexuales con ella. Especial temor constituía el hecho del porte de arma a manos del acusado, un rifle calibre 22 que terminó siendo incautado por la policía.
Habla el fiscal
Sobre el fallo condenatorio, el fiscal Fernando Dobson se mostró plenamente conforme. “Consideramos que el Tribunal aplicó una pena acorde con los hechos y con la reiteración de los delitos que cometió el acusado contra su hijastra. Al momento de imponer la alta pena el Tribunal consideró que los delitos se perpetraron desde los 8 años de la niña hasta los 17, abarcando una etapa importante de su vida, los cuales partieron como abuso y llegaron a cometerse las violaciones”, precisó.
Atendida la extensión de la pena impuesta, no se permite la concesión de beneficios, por lo que el acusado deberá cumplir la sanción de manera efectiva, además de ser condenado por el delito de violación impropia, ilícito que la ley prohíbe cualquier otra opción que no sea la cárcel.
La mayor pena que han aplicado los jueces orales por un delito sexual en Punta Arenas, es de 18 años.
